viernes, 14 de marzo de 2008

Mañanas

Las mañanas que toca afeitarse dan más pereza. Cuando termino me siento mejor, más limpio y con un aspecto más juvenil. Los días del afeitado los considero especiales, estreno nueva cara. Antes, después e incluso durante el afeitado las mañanas son una sucesión de acciones recurrentes que van desde que llega la consciencia, a eso de las 7 de la mañana hasta que me siento en el puesto de trabajo y abro el correo, a partir de ese momento entro en otra etapa, a diferencia de las mañanas el momento del trabajo no me pertenece.

Una media hora antes que suene el despertador ya empieza la lucha contra el snooze que cada 8 minutos me intenta arrancar de la cama. De camino a la cocina ya empieza a oler al café que estoy a punto de preparar, el sandwich de jamón y queso sabe mucho mejor con mantequilla, tendré que emplearme por hacerla maleable, las tostadas ya están.

En el metro entra un grupo de terroristas en los vagones y amenaza a los pasajeros con estallar una bomba, entonces sacan de sus bolsillos un arma y matan a una persona sin importancia. Entonces me avalanzo sobre ellos y los reduzco y mato. Los pasajeros del metro me aplauden y felicitan, me siento bien, soy un héroe, soy valiente. Que bien estaría ser valiente.

En el transbordo miro el reloj, la hora exacta, espero cruzarme otra vez con ella en las escaleras mecánicas mientras nos intercambiamos el metro. La veo bajar, la miro, no sé si ella mira, ¿Se habrá dado cuenta que coincidimos casi todos los días en las escaleras? Otros días sueño que le doy una tarjeta con mi número y hablamos..que divertido una cita con una desconocida, que nervios. Que bien estaría ser valiente.

jijiji

1 comentario:

dayez dijo...

Ánimo machote!
Antes de avalanzarte sobre tu presa golpea tu pecho con los puños y grita mucho y muy fuerte oOoOOoooOOOH!!! así te subiré la hombría y la valentía. Cómo cree que lo hacía Tarzán si no???

jjj