viernes, 15 de febrero de 2008

Mateo (1ª Parte)...

Musical ilustre y divertido...Maaa teeeeeeee oooooo...por eso cuando entré en el Starbucks para esperar a que fueran las cinco tenía el nombre rondándome la cabeza.
Pedí un capuccino, y en un acto de supuesta cortesía de la multinacional, un afeminado camarero me preguntó el nombre...MATEO respondí con toda la boca y gozando de cada una de las letras, haciendo un esfuerzo para que pareciera mi nombre real...Luego, me sentí libre de imaginar que era una persona distinta, sólo por haberme cambiado el nombre..alguien que quizás use bufanda y pase las mañanas tomando café y leyendo a escritores rusos, viviendo sin la necesidad de trabajar tanto, viviendo sin el objetivo de ganar tanto.
Luego pensé que quizás ese Mateo nunca iría a un Starbucks..pero no dejé que ese pequeño detalle me distrajera del sueño..

Se hizo corta la espera hasta que oí mi nuevo nombre inundar el local: Mateo! fingí naturalidad al escucharlo y agarré el vaso de plástico y cartón blanco, con el logo de la cafetería y Mateo escrito con rotundidad y ligera inclinación hacia arriba..

Soñando con mi nuevo presente subía las escaleras destino la sala donde degustar el horrible brevaje..Quedaban dos mesas libres, una con una sola silla y otra con cuatro sillas..Curioso pero instintivamente decidí sentarme en aquella con más mobiliario, quizás para sentirme acompañado de esas sillas que me miraban sin comprender del todo las decisiones tomadas desde la entrada en el local. Sólo ellas sabían que estaba fingiendo, que mi nombre real no era el que se leía en el vaso..

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